Algo paranormal acompañaba mi camino

Durante el mes de agosto Experiencias Trösten ofrece la Escapada al Santuario de las Luciérnagas, decidí adquirir mi viaje desde Toluca a Tlaxcala, ansiosa por presenciar uno de los fenómenos naturales más asombrosos de la región: el espectáculo de las luciérnagas en el bosque. Este evento anual es conocido por su belleza y magia, y no podía perderme la oportunidad de vivirlo en persona.

Llegamos a Canto del Bosque y cuando el reloj marcó las 8:30pm, el guía nos reunió a todos los viajeros para darnos instrucciones, una de ellas es que no podíamos hablar, solo podíamos comunicarnos con señas. Además, no podíamos usar nuestros celulares ni separarnos del grupo o abandonar el sendero. Dicho esto, nos adentramos a un sendero obscuro en medio del bosque.

Mi compañero, el coordinador de viaje iba dirigiendo la fila y a mí me tocó ser la última, con el fin de cuidar el orden. Cada vez el sendero se oscurecía más y lo único que apenas alumbraba el camino, era la luna. Todo estaba en silencio, solo escuchábamos ruidos de algunos animales. No le di importancia y me distraje con un enjambre de luciérnagas, de pronto noté que una persona de nuestro grupo me hizo una señal para avanzar, pues los demás del grupo ya habían avanzado demasiado, apenas podía verlos a lo lejos, apretamos el paso y los alcanzamos.

Regresamos al campamento de Canto del Bosque, donde ya podíamos conversar, y la chica que me salvó de perderme en el bosque resultó llamarse Tere, me contó que ella había crecido muy cerca de ahí y que cada año asistía al recorrido para disfrutar del espectáculo. Habló sobre su infancia y que hace muchos años, sus padres también fueron guías en Canto del Bosque. Cada vez se despertaba más mi curiosidad, pues Tere parecía toda una experta del lugar.

Llegó el momento de partir, abordamos la camioneta, tomé mi lugar y Tere se sentó junto a mi para seguir conversando. Durante el trayecto, compartimos nuestra experiencia con las luciérnagas. Tere se mostraba simpática, su compañía durante el regreso fue muy agradable.

A la mitad del trayecto me quedé dormida, poco antes de llegar al punto final del viaje me desperté para cobijarme y noté que Tere ya había descendido de la unidad. Me hubiera gustado despedirme de ella. Llegó el momento, todas las personas descendieron. Yo me quedé abordo, pues debíamos regresar a la oficina el operador, el coordinador de viaje y yo.

El Coordinador me preguntó qué me había parecido el viaje, mencioné que me quedé dormida a medio camino, estaba muy cansada. Y que ni siquiera me di cuenta cuando se bajó Tere. El operador extrañado me dijo que esta vez no hizo paradas, que todas las personas descendieron en el punto de origen. Extrañada, pensé que seguro era una mala broma del operador o bien, que Tere al verme dormida decidió moverse de asiento para no incomodarme.

Mientras conducía de regreso a casa, me quedé pensando en las palabras del operador, en ese momento vino una imagen a mi mente… justo cuando el frío me despertó a mitad de camino y me cobijé, recordé que Tere no estaba en su asiento, significa que sí se cambió de asiento. Llegué a casa dispuesta a descansar, aunque seguía la incógnita en mi mente.

El lunes por la mañana llegué a Trösten y me dirigí inmediatamente con mis compañeros de Experiencias y solicité la lista de pasajeros del sábado, efectivamente, no estaba el nombre de Teresa. De hecho, el coordinador de viaje me dijo que él nunca vio la persona que describí, únicamente escuchó que durante el camino estuvimos conversando. Le expliqué que estuvimos juntas desde el bosque, que me retrasé y ella me hizo la señal de avanzar y que desde ese momento ella me acompañó hasta que me quedé dormida.

Mi compañero afirma que nos escuchó platicar, el operador también, sin embargo, nadie prestó atención de quien era esa mujer. Además, me explicó que una de sus funciones más estrictas es pasar lista de pasajeros al iniciar el viaje y al regresar, no había manera de que abordara un extraño a la unidad.

Nunca supe quién o qué era la misteriosa "compañera de viaje" con la que hablé esa noche en el bosque de las luciérnagas. Sin embargo, aún tengo la imagen de su rostro en mi mente, el tono de su voz, sus expresiones; recuerdo todo lo que me platicó. Algún día volveré a canto del bosque, esta vez, no volvería a distraerme, esperando nunca volver a encontrar a Teresa.