Por Miguel Francisco Benhumea Mendez
Oct 31, 2025
Este relato me ocurrió durante un viaje de la Ciudad de México a Oaxaca. Llevábamos cerca de tres horas en carretera y los pasajeros dormían profundamente, cuando, a lo lejos, alcancé a distinguir una figura caminando hacia la camioneta. No pude saber si era hombre o mujer; venía completamente cubierta con lo que parecía una manta negra.
No le di importancia. Supuse que sería algún viajero perdido… o quizá un vagabundo.
Seguí mi camino, pero una hora después, al detenerme en una gasolinera para cargar combustible, la vi de nuevo. Estaba ahí, inmóvil, en el estacionamiento. Esta vez pude sentir cómo me observaba: su rostro era apenas una sombra, pero su mirada… su mirada pesaba.
No entiendo cómo pudo alcanzarme, no había forma, y sin embargo, estoy completamente seguro de que era la misma persona.
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