Por Diana Zapi García
Oct 31, 2025
El martes 21 de octubre tuve que ir a un evento de trabajo en Ciudad de México. Fui con Elisa, mi jefa. Regresamos tarde, llegamos a la oficina como 00:05 aprox. Entramos y ella marcó su hora de salida en el checador, me dio las buenas noches y se fue.
Yo me quedé un rato más, ordenando cosas porque me había llegado paquetería y aproveché para destapar los paquetes y llevarme mis cosas. Mi esposo todavía no llegaba por mí y la oficina estaba completamente en silencio, con mucha quietud.
Pasaron unos 3 minutos. Entonces escuché el sonido de la puerta de alguno de los sanitarios que están junto a la oficina, cerrándose de repente. La puerta no azotó, pero si fue claro el sonido, yo que me quedé muy pensativa porque no vi a nadie pasar al baño, pero dije “equis”, pensé que quizá Elisa había regresado un momento, tal vez al sanitario. Tomo mis cosas para ya salir de la oficina de mercadotecnia.
Cuando salgo, los sanitarios estaban vacíos, sentí raro como miedo, pero no le tomé mucha importancia, porque soy un poco miedosa, además, pensé: “seguro alguien de monitoreo salió del baño, por eso el ruido de la puerta y no me di cuenta”. Me dispongo a checar mi hora de salida, y entonces, escuché muy claro unos sollozos como de una mujer llorando, entrecortados y tenues pero inconfundibles, para nada era llanto, solo sollozos, y el miedo que sentí al principio se intensificó un poco por segundos.
Eran las 00:10 aproximadamente, la escuché como si estuviera en la recepción, obvio me saqué mucho de onda, pero por un segundo seguí pensando: “Tal vez sea Celine de monitoreo” (que sería la única mujer que podría estar a esa hora en la oficina). Avanzo a la salida, pero ¡!!no había nadie!!! Sentí escalofríos que recorren todo el cuerpo, caminé rápido pero tranquila pensando: “¿qué pasó?”; como en shock, salí lo antes posible.
Mi esposo ya estaba afuera, salí con un semblante de espanto; dejé que avanzará el coché y le conté en el camino, claro él me dijo: “tranquila, seguro es porque ya tienes sueño”. Ambos somos muy escépticos, ahora que lo relató me doy cuenta de que fue cuestión de pocos minutos todo lo que pasó, solo se lo conté a mi esposo y ahora a la comunidad Trösten. Gracias, nunca me habían espantado.
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